Profano
Es una serie de retratos de Santos y Arcángeles (piezas escultóricas y tallas). El autor conjuga la representación sacra a través de un lenguaje visual, contemporáneo y libre.
Las formas un tanto contradictorias dan como resultado una reinterpretación de los sagrado a través de una reflexion estética y satírica en donde cada quien adopta sus propios santos, sus símbolos, creencias, demonios o pecados. El resultado es una pieza que sin perder su esencia sacra, se
convierte en una pieza humanizada.
El carácter «profano» de un comportamiento anteriormente «sagrado» no presupone una solución de continuidad,
lo «profano» no es sino una nueva manifestación de la misma estructura constitutiva del hombre qué,
antes, se manifestaba con expresiones «sagradas»
Mircea Eliade
En la obra de Fernando las miradas son la constante, un rasgo tangente de su personalidad es su profunda mirada, ausente a veces, melancólica un tanto; curiosa siempre.
Los ojos -humanos invariablemente- que benefician esas miradas, se tornan máscaras y son una respuesta inmediata al largo periodo de introspección personal que Fernando concretó en sus vivencias de disertación o de regodeo de los últimos años.
Las máscaras cuajadas ya en ojos humanos formulan sentimientos, humanos también, muy cotidianos, poco diáfanos. Altivez, desesperanza, lubricidad, fervor, se hacen patentes sustituyendo simples huecos de esculturas religiosas ya olvidadas o superadas por el culto.
Estas esculturas fueron esmeradamente seleccionadas por Fernando, no desde su solución estética, sino desde su personificación que les permitían dialogar a través de él y a él con ellas; recuperadas para nuestro tiempo, disiparon su discurso iconográfico y solventan uno nuevo, actual, humano.
El santo o virgen incorporados, se comprenden como personajes que estructuran un relato y vuelven mito a una específica realidad, pero ahora a partir de un lenguaje simbólico, articulado con las nuevas tecnologías y contextualizado por la cotidianeidad del arte popular y sus referentes plásticos, de ahí lo profano.
Desde estos nuevos arquetipos, santos y vírgenes fungen como una proyección que socorren al espectador a comprender sus propias experiencias, no necesariamente del tipo esotérico o que impliquen una universalidad descontextualizada a su propia cultura, de ahí lo sagrado.
Entonces la tridimensionalidad se vuelve bidimensional, el pasado se torna contemporáneo y las esculturas intervenidas transmutan en encarnaciones –de esas máscaras que adoptan–, para comprender diversos aspectos de lo humano.
Gracias a esta paradójica coincidentia oppositorum, el espectador mira lo que quiere ver.
Mtro. Marcos Mario Torres de La Luz
Coordinador de la Licenciatura en Arquitectura.
Departamento de Arte, Diseño y Arquitectura.
Universidad Iberoamericana Puebla